Aguijones
sueltos, pies callosos,
La
campana lejana de los pasos lentos,
Luz
horizontal sangrando la tarde.
No creo que a la noche llueva.
Libres
los aromas dejan los estambres,
Chirridos
desgarran como mar de fondo
Constelando
el campo insectos salvajes.
Camina cansado de muslos y brazos.
Reflejos
de mares sus ojos emanan,
Corteza
en mosaicos con forma de rostro,
Tabaco
macerado en proceso de volver al suelo.
Corales
gigantes sosteniendo nubes
Para
que no aplasten la virginidad del aire,
Confunden
sus tonos con olas rojizas
Que
brotando verdes se hicieron de tierra.
Con
el torso erguido, constante de inviernos,
Marcha
sin apuro bebiendo el paisaje,
Con
su andar cansino subraya el sendero
Haciéndose
testigo de la agonía del cielo.
@ConiglioFabian
Si no es molestia, agrega tu opinión sobre el texto
clickeando a la izquierda del mismo, donde dice “Comentario”. ¡Gracias!(Ruinas de San Ignacio. Misiones. Argentina) |
0 comentarios:
Publicar un comentario