(Un payaso de alrededor de 60 años a medio
maquillar, con los ojos pintados, pero sin peluca, sombrero ni nariz… con parte
del vestuario)
(Sentado y con sus dos manos formando
delante de sí una concavidad como protegiendo un gorrión entre ellas).
(Hablando siempre a lo que tiene
entre sus manos)
¿Vos qué decís?...
¿Estás de acuerdo conmigo?... (Escucha)…
Yo no estoy tan seguro…
Ponele que me lo dijo
sin mala intención… Igual está re flojo… Lástima que no le puedo preguntar
sobre sus intenciones porque no lo voy a ver más. Estoy seguro que no lo veo
más. ¿Cómo va a volver después de lo que pasó? ¿Y vos? ¿Cómo te sentiste cuando
lo escuchaste? (escucha) ¿Qué?
¿Que no le diste tanta
importancia?... (Repite con más énfasis) ¿Que no le diste tanta importancia? ¿Cómo
no le vas a dar importancia? ¡Si es un pibe! ¡Justamente porque es un pibe lo
tenías que haber escuchado con atención! ¡Con todos los sentidos! (Pausa).
Sí, ya sé que fue ayer y
que hoy es otro día y todo eso… Pero cada día modifica el siguiente. Así se
llega a la fama o la miseria. De día en día. La fama y la miseria se acumulan.
No vienen de golpe. Al menos en la mayoría de los casos. Por eso lo de ayer me
duele hoy. Me cambia hoy. Y no sé qué hacer. ¿Qué harías en mi lugar? (Con
tristeza sigue mirando entre sus manos. Pausa). ¡No! Olvidarlo no puedo. No
puedo. Sé que lo que salió del chico fue del corazón. Los chicos son
transparentes.
Sí, a su papá también lo
vi. Vi su mirada. Y su gesto cuando habló su hijo. ¿A vos qué te pareció? Para
mí fue raro. Porque lo más fácil es pensar que lo que dijo el nene lo aprendió
de la casa. ¿Y si no fue así? Porque en la mirada del papá no había
complacencia. Había asombro y cierta vergüenza. Y lo peor de todo: pena. El
papá me miraba con pena. (Llora). ¿Te das cuenta? ¡Inspiro pena! (Tapa su cara
con las manos que tiene juntas como rezando, hasta que se calma del llanto).
El presentador se
comportó como un caballero. Con altura distrajo la atención del público en BJ
que se había caído al agua. Igual todos rieron… bueno, todos menos uno. Otros
rieron para disimular el papelón que hice. A la noche fue muy feo. Muy feo. (Pausa).
Repasé las palabras del pibe dichas con
esa tranquilidad del que habla de lo que ve sin ocultamientos. Y sin maldad. No
podía dormir. Pasé por la bronca y la tristeza. Me sentí un inútil.
Sentí la soledad. La
soledad del que apuesta mal y pierde todo. (Ríe) je, no estaba previsto que BJ
caiga en la palangana de agua. Ahora pienso si él no lo hizo para cubrirme a mí
también. ¡Qué flaco macanudo!
Vos y yo ya llevamos
varios años juntos. ¿Te acordás? (Sin desprender las manos de la posición, se
para y recorre el espacio. Añora). Sí, fue muy divertido. Mucha vida. Los
pueblos fueron creciendo con los niños que viven en ellos. Tal vez este hombre,
el papá del chico, nos haya visto cuando él era un pibe y le quiso transmitir
la magia que vivió hace décadas. Y seguro ahí estábamos nosotros, ¿te das
cuenta? Bueno, muchos números cambiaron, pero la esencia se mantuvo.
¿Vos decís? ¿A vos te
parece que la magia se fue perdiendo porque los ojos de los chicos fueron
cambiando? ¿Que sus miradas fueron maliciosamente atontadas y poco a poco
perdieron la capacidad de asombro?... ¿Por qué no decir… que me tengo que
jubilar? ¿Por qué tienen que ser responsables los chicos? ¡No seas así!... ¿No
me habré cansado y no me di cuenta?... ¿Será el miedo al futuro? ¿Me habré
acostumbrado a ser esto y ahora tengo miedo a no ser nadie?
Las risas de los chicos
se las llevaron consigo. (Se sienta de nuevo. Mirando a ningún lugar,
continúa). Ahora están guardadas en sus recuerdos. Esas risas seguro se las
regalan a sus hijos y a sus nietos… Pero ¿qué pasa conmigo? Busco y busco, y las
risas que encuentro no son mías… o no son reales. Busco y no hay nada. Y si
estuvieran ahí… ¿a quién se las regalaría?
¿Qué sentido tuvo hacer reír?
¿Qué me quedó a mí? (Pausa prolongada. Mira lo que tiene entre sus manos. Le
habla).
Siempre supe que este
día iba a venir. Me lo imaginé distinto. ¿Vos? Vos lo vivís de otra manera. Vos
pasás a ser un trofeo, una reliquia. Yo paso a ser otra persona. Encima nadie
me va a reconocer por la calle: “¡Ah, mirá, ese me hizo salir una sonrisa!”.
Voy a ser sólo un viejo más. Sin la capacidad de hacer reír a nadie. A lo sumo
seré objeto de burlas. ¿Qué me puede pasar de bueno? (Pausa).
Lástima que no lo voy a
ver más a ese chico.
De verdad. No, en serio
que él no se dio cuenta lo bien que me hizo. Activó una alarma que yo estaba silenciando hace un tiempo. Le daría
un fuerte abrazo. Le diría lo que significó él para mí.
No sé qué viene mañana.
Lo que sí sé que ahora
tengo que dar todo. ¿Vamos? Es nuestra última función.
(Sin dejar la posición de las
manos, se levanta, mira adelante, toma aire con orgullo y camina a la derecha. Mientras
se va, lleva las manos hacia la nariz como colocándose algo).
@ConiglioFabian
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¡Gracias por compartirlo y citar la fuente! Saludos, Fabián.
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