MAÑANA DE DOMINGO


Entró a la habitación mientras ellos hacían el amor.
―¿Qué están haciendo? ―les preguntó con naturalidad.
Ellos, que por suerte estaban bajo las sábanas, le contestaron que jugaban a hacerse cosquillas.
―¡Yo también quiero jugar! ―Y se tiró arriba de ambos.
Entre los movimientos, apenas pudieron despegarse y taparse un poco más. Mientras él le hacía cosquillas, ella pudo bajarse y ponerse la bata. Ya, desde la cocina, mientras hacía tostadas, ella podía escuchar los gritos de su pequeño hijo jugando con su padre.
Autor: @ConiglioFabian
fabianconiglio@gmail.com

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