Anoche me acosté más
temprano. Le mandé un mensaje a Darío para decirle que le dejé la comida en el
microondas. Estaba fundida. Los martes son terribles para mí. Encima son los
días que Darío vuelve más tarde.
Entre sueños lo sentí
acostarse como una pluma a mi lado. Tomé su mano, más fría que de costumbre.
Volví a mi inconsciencia con la tranquilidad de saberme protegida.
Hoy, como todos los
miércoles, madrugué. Darío tiene suerte que puede levantarse más tarde. No me
molesta. Después de asearme, me senté a tomar el café, mientras prendí la tele.
“Anoche colisionaron un Chevrolet Astra y una camioneta S 10. El chofer del automóvil
aún no se ha podido identificar, pero ha muerto en el acto” ―anunció el
periodista. Las imágenes de los hierros retorcidos y las fajas de seguridad
policial de a poco me permitieron descubrir que se trataba de Darío.
Preferí quedarme inmóvil
en vez de constatar que mi cama estuviera ocupada.
Autor: @ConiglioFabian
conigliofabian@gmail.com