Hace alrededor de treinta años tuvo la
visita de un genio. Como los de los cuentos, pero real.
Nadie se prepara para semejantes
encuentros.
─Te voy a conceder un deseo ─le había
dicho, como lo establece el estatuto de los genios.
Pensando que luego le concedería dos
deseos más, le pidió que nada tenga fin, para probar la veracidad de sus
poderes.
─¡Hecho! ─dijo el genio complacido, y
desapareció.
El hombre, tras salir de su estupor,
se sirvió un vaso de agua que aún hoy sigue llenando.
Autor: @ConiglioFabian
fabianconiglio@gmail.com
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